jueves, 8 de mayo de 2014

EL DIARIO DE LADY PARTHENIA

25 DE ENERO DE 1817

                          Salgo al jardín a tomar el fresco. 
                          Mikhail viene detrás de mí. 
-Será mejor que te vayas a casa a descansar-me sugiere, tuteándome-Has pasado toda la noche cuidando de Becky. 
                          Me giro para mirarle y niego moviendo la cabeza. 
                          No me importa haber pasado la noche entera cuidando de Becky. Mikhail me ha estado ayudando en todo momento. Entre la doncella de Becky y yo le hemos cambiado el camisón. Le hemos puesto un camisón limpio. 
                          No me siento cansada, sino que me siento un tanto eufórica. Le dedico una sonrisa a Mikhail. 
-Al estar toda la noche a tu lado, cuidando de Becky, he visto claras muchas cosas-le confieso, atreviéndome a tutearle-Siento que todas las dudas que sentía se han disipado. 
-Becky me contó que ibas a casarte con un tal lord Draxinger-dice Mikhail. 
-Mi prometido Piers es como Alec Knight. Nunca está cuando se le necesita. Y yo estoy cansada de esperar a alguien que nunca me amará. 
                           Mikhail llena de besos mi cara. 
                          Está extrañamente contento y su rostro se ilumina al verme. Al mirarme.
-No voy a negar que me siento atraído por ti desde que nos conocimos-me confiesa-No entiendo cómo ese hombre te menosprecia. ¡Eres maravillosa, Parthenia! 
                           Le dedico una sonrisa. No entiendo del todo cómo Mikhail puede hablarme de ese modo. Siendo sincera, no me importa. 
                            Lo que siento por él es más fuerte de lo que una vez pensé que sentía por Piers. 
                           Rodeo con mis brazos el cuello de Mikhail. Ni siquiera pienso que estoy obrando mal. Le doy un beso en la comisura de los labios. 
-Te agradezco mucho que pienses eso de mí-le aseguro. 
                          Mikhail y yo acabamos fundiéndonos en un beso largo y apasionado. Becky está profundamente dormida en su habitación. Por suerte, le ha bajado un poco la fiebre hacia el amanecer. Pero no debemos de descuidarnos. 



-No quiero regresar a San Petersburgo-me confiesa-No quiero regresar a ese sitio tras haberte conocido. Aunque sea mi ciudad. Tendría que llevarte conmigo.
-No soporté estar lejos de Douglas cuando estuve en Londres-me sincero.
-En ese caso, tendría que quedarme aquí.
-Pero tu estancia en Douglas no es eterna. Los dos lo sabemos. Debemos de disfrutar del todo el tiempo que nos queda de estar juntos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario