sábado, 31 de mayo de 2014

EL DIARIO DE LADY PARTHENIA

2 DE FEBRERO DE 1817

-¡Lady Eden!-exclamo cuando veo a mi visita de hoy en el salón de pie-¡Qué sorpresa más agradable! ¿A qué debo el honor de su visita? 
-No nos hemos vuelto a ver desde hace algún tiempo-contesta la cuñada de Alec-Cuando Jack y yo asistimos a una fiesta que su padre ofreció con motivo de su compromiso con lord Draxinger. Por entonces, yo acababa de casarme. 
-Parece que han pasado siglos desde entonces. 
                    Me gustaría hacer algún comentario algo más jocoso.
                    Pero me enfrento con la mirada cargada de tristeza que desprende la mirada de lady Eden. Me da un beso en la mejilla.
                    Tomamos asiento en el sofá.
-Se equivoca-le corrijo-Nos vimos hace algunos días.
-Sí...-recuerda lady Eden-Cuando la vi dando un paseo con la nueva amiguita de mi cuñado y con el primo de ésta. ¿En serio la pobre Rebecca Ward se creía que un canalla como Alec iba a casarse con ella?
                    Tengo la espantosa sensación de estar delante de una versión pelirroja de Miranda. Lady Eden desprende la misma rabia que desprende Miranda. Recuerdo lo triste que la vi en el embarcadero hace unos días. Sufre por culpa del abandono de su marido. Sufre porque ha perdido a su único hijo. Sufre porque su padre, lejos de establecerse en Inglaterra, sigue viajando por el mundo.
-Yo sabía que Jack iba a abandonarme antes o después-me cuenta-Fui una tonta por pensar que él estaba dispuesto a cambiar. Se lleva a matar con sus hermanos.
-Creía que habían solucionado sus problemas-me sorprendo.
-Yo también lo creía. Pero, hace unos días, mi cuñado Robert vino a vernos con su mujer. Jack estaba borracho y la insultó. Robert y él terminaron liándose a puñetazos.
                   Lady Eden habla con voz desapasionada. Pero también habla con voz cansada.
                   No se acostumbra a vivir en un lugar fijo. La realidad choca con sus sueños de jovencita que soñaba con su puesta de largo. No hay aventuras. No hay nada en su vida.
-No lo sabía-digo-Lo siento mucho. Pensaba que las cosas habían mejorado.
                     Lady Eden se encoge de hombros. Le duele hablar de su marido. Me pregunto a mí misma si lady Eden sigue enamorada de Jack Knight. Cuando se casaron, ella intentó cambiarle. Y él le contestaba utilizando el sexo para retenerla. O el chantaje, si su esposa empezaba a ponerse pesada. La doncella de lady Eden se lo comentó a mi doncella. Yo lo escuché.
-¿Y qué piensa hacer?-le pregunto.
-Sigo casada con Jack-responde lady Eden-Pero siento que nada me une a él. De algún modo, hacemos vidas separadas. Sé que ha vuelto a liarse con esa zorra de Lisette. Él me ha jurado y perjurado que no tuvieron nada cuando ella fue mi doncella. Yo no me lo creo.
-Lamento mucho oír eso.
-Es la verdad. Mi matrimonio es un completo fracaso. Nunca nos quisimos.
                   Los ojos de lady Eden se llenan de lágrimas. Ella lucha por disimularlas.
                   No quiere llorar delante de mí. La comprendo.
-La culpa fue mía por comportarme como una estúpida-se lamenta-Quería ser como las demás chicas. Como usted, lady Parthenia. Quería tener una puesta de largo. Ir a fiestas en Almacks. En cambio, soy una madre sin hijo. Una mujer cuyo marido la abandona. Mi vida es un completo asco. De nada sirve lamentarse.
-Yo...-murmuro.
-No diga nada. Me alegro de que me haya escuchado. Me conformo con eso.

 

viernes, 30 de mayo de 2014

EL DIARIO DE LADY PARTHENIA

31 DE ENERO DE 1817

                       Acudo a visitar a Becky a su casa. Encuentro a mi amiga sentada en un sillón. 
                       Me recibe en el salón. Más bien, la encuentro acurrucada en el sillón. 
                       Lleva puesto un vestido de color oscuro. 
                       Una manta cubre sus piernas. Se ha echado un chal de lana de color negro sobre los hombros. La chimenea está encendida. 
                       Me siento a su lado, en el sofá. 
-Veo que te has levantado de la cama-comento. 
-Estaba cansada de estar acostada-me cuenta. 
                       Se siente sola en su casa. Es demasiado grande para ella. 
                       Tiene poca servidumbre. 
                        Me habla de las numerosas deudas económicas que tiene Alec. Cuando le conoció, él le confesó que había sido algo así como el prostituto de Eva Campion. Se acostaba con ella a cambio de dinero. En ocasiones, Becky piensa que Alec ha vuelto a convertirse en el prostituto de esa mujer. Que vuelve a pagarle a cambio de que le proporcione satisfacción sexual. De sólo pensarlo, el estómago de Becky se revuelve. 
                       Dejo que Becky se sincere conmigo porque eso es bueno para ella. 
-No creo que Alec haya sido capaz de volver a caer tan bajo-le digo. 
-Mi Alec no regresa porque no tiene dinero-afirma Becky-No quiere que yo piense que es un fracasado. No volverá hasta que no vuelva a tener dinero. No me dirá lo que está haciendo en Londres porque tiene miedo a que lo abandone. 
-¿En serio lo crees?
-¡Por supuesto que lo creo!
-No te hagas falsas ilusiones, amiga. Los hombres como Alec Knight no cambian nunca. 
                    Le cuento la visita que le hice ayer a Miranda. También ella está sufriendo por culpa de Damien. Becky prefiere no escucharme. 
                      Me asegura que Damien no se parece en nada a Alec. Damien es un canalla que se dedica a hacerle daño a su mujer. 
                        Alec la ama demasiado como para hacerle daño. Tengo la terrible sospecha de que Becky está perdiendo por completo el juicio por momentos. 


-Me alegro de que te lleves tan bien como Miranda, Parthenia-me dice Becky. 
-Supongo que debo de relacionarme más a menudo con ella-comento-No olvido que somos primas, aunque no directas. 
-Haces bien. Es bueno mantenerse unido a la familia en todo momento. 

EL DIARIO DE LADY PARTHENIA

UNA CARTA DE MIKHAIL KURKOV A LADY PARTHENIA WESTLAND

1 DE FEBRERO DE 1817

                              Mi querida Parthenia:

                            Te escribo estas breves líneas. 
                            En cuestión de unos días, estaré de vuelta en Douglas. 
                            Han ocurrido algunas cosas. 
                            No he podido cumplir con mi objetivo. 
                           Encontré a ese miserable. Lo desafié a un duelo. Pero tan sólo logré herirlo en una pierna. 
                           Encontré a ese cabrón emborrachándose en un burdel de Whitechappel. Cuando le desafié a un duelo, apenas podía mantenerse de pie. 
                           Por suerte, al día siguiente, estaba despejado. Me dijo que no pensaba regresar a Douglas para cumplir con la palabra dada de matrimonio a Becky. Me dijo que se había cansado de ella. Yo perdí los nervios. Me falló la puntería. 
                           Nunca he sido un buen tirador. Por eso, no pude matarle. 
                           Mi deseo era acabar con él. Le ha destrozado la vida a mi prima. 
                          No hago otra cosa más que pensar en ti. Vuelvo a Douglas porque quiero estar contigo. No sé lo que va a pasar entre nosotros a partir de este momento. Pero no he logrado sacarte de mi cabeza desde el mismo instante en que te conocí, mi adorada Parthenia. 
                          No te preocupes por mí. Ese hijo de puta no me hirió. 
                          Disparó, pero falló. No es tan excelente tirador como siempre ha presumido. Yo diría que es bastante malo. Becky no se lo merece. No merece ni siquiera estar vivo. 
                          No veo la hora de volver a ver tu hermoso rostro. De perderme en tu mirada profunda. 
                          No veo la hora de volver a estar contigo, mi querida Parthenia. 
                          Pronto, estaremos de nuevo juntos. 



jueves, 29 de mayo de 2014

EL DIARIO DE LADY PARTHENIA

30 DE ENERO DE 1817

-Le agradezco que haya venido a verme, lady Parthenia-me dice lady Miranda-En realidad, deberíamos de tutearnos. Supongo que ya sabe que somos primas. Aunque somos primas en segundo grado. 
-Supongo que tiene razón-admito-Será mejor que nos tuteemos. 
-Me parece bien. Toma asiento a mi lado. Tenía muchas ganas de verte. 
                     Me siento al lado de Miranda en el sofá. 
                     Tengo que llamarla así porque somos parientes. Miranda...
                      Le pregunto dónde está su marido Damien. Miranda me responde encogiéndose de hombros. También ella ha sido abandonada por su esposo, pienso con tristeza. Abandonada por un hombre...Miranda finge que no le importa. 
-En realidad, le deseo que se pudra en el Infierno-me confiesa-Lo conocí cuando se convirtió en mi tutor. Era un buen amigo de mi tío durante el tiempo en el que ambos estuvieron sirviendo en el Ejército. ¿Sabes que intentó propasarse conmigo? Damien no respeta a ninguna mujer. Ni siquiera quería respetarme a mí cuando se convirtió en mi tutor. Pensé que yo le haría cambiar. Pero no fue así. 
                       Pienso que los años han convertido a Miranda en una joven dura. Hay mucha rabia escondida en su voz cuando habla de su marido. 
                       No hace nada para disimular el odio que la embarga. Pero también noto que todavía hay algo de amor cuando habla de Damien. Sus ojos le brillan. 
-¿Dónde has vivido?-le pregunto. 
-Me crié en un orfanato dirigido por un cabrón-me responde Miranda con odio. 
-Lo siento mucho. 
                       Miranda hace un gesto como restándole importancia al hecho de que se haya criado en un orfanato. 
-Después de casarme con Damien, todas mis compañeras fueron a parar a otro orfanato en unas condiciones mucho mejores-me cuenta-O eso pensaba hasta el verano pasado. Tuvo lugar un terrible incendio. Murieron todas. Las profesoras...Mis compañeras...Sally...
-¿Quién es Sally?
-Era una niña adorable. Compartía habitación conmigo cuando yo todavía estaba en el orfanato. Era como una hermana pequeña para mí. La mató el humo que respiró. 
                      Una lágrima rueda por la mejilla de Miranda. Desde luego, pienso con espanto, la felicidad no la ha alcanzado tras su boda con Damien. En cierto modo, Miranda piensa que su vida es un completo desastre. Sus dos hijos gemelos han muerto. Su marido la engaña con otras mujeres y la tiene abandonada durante largos periodos de tiempo. 
                       Su historia me conmueve. Los varones Knight parecen disfrutar haciendo sufrir a las mujeres que se enamoran de ellos. Lo estoy viendo todos los días cuando visito a mi amiga Becky. 
                      Sigue sufriendo por culpa de Alec. Lo ama con todo su ser y ella, en el fondo, sabe que no es correspondida. Alec la ha utilizado. Se ha aprovechado de ella. Y la ha dejado tirada. 
-¿Cómo está la señorita Ward?-me pregunta Miranda-Tengo entendido que está enferma. 
-Se está recuperando-respondo-Eres muy amable por interesarte por ella. 
-Le ha pasado lo mismo que me ha pasado a mí. La señorita Ward pensó que mi cuñado Alec cambiaría por ella. Pero no ha sido así. 
                       Hay mucha amargura en la voz de Miranda al hablar. 

miércoles, 28 de mayo de 2014

EL DIARIO DE LADY PARTHENIA

29 DE ENERO DE 1817

                    Ha pasado un nuevo día. Yo permanezco en mi habitación paseándome de un lado a otro. 
-¿No va a salir a la calle, Excelencia?-me pregunta mi doncella-Hace un día precioso. ¿Por qué no va a hacer alguna visita? 
-No tengo ganas de salir a ningún sitio-respondo. 
                        Me asomo a la ventana. 
                     Casi puedo ver a Mikhail en la distancia. Pero se trata de una ilusión mía. Ya no me preocupa la ausencia de Piers. Es la ausencia de Mikhail la que más me preocupa. 
-Le ha llegado una invitación, Excelencia-me comenta mi doncella. 
-¿De qué se trata?-inquiero. 
-Es de lady Miranda Knight. Dice que quiere que la visite. 
                      Me pregunto a mí misma el porqué lady Miranda quiere que la visite. Puede que quiera hablarme de Alec. O puede que también quiera tratar ese supuesto parentesco que nos une. Es un tema del que nunca hemos hablado. 
                       Decido que iré a verla mañana por la tarde. No tengo ganas de salir a ningún sitio esta tarde. 
                       Mi padre permanece encerrado en su despacho. Está hablando con su secretario. 
                       En el fondo, mi padre se alegra de que no vaya a ningún sitio. 
-Prefiero quedarme aquí esta tarde-le digo a mi doncella. 
                       Mi padre se alegra de saber que permaneceré aquí toda la tarde. Aunque no esté con él. Sabe que estoy aquí. Que permanezco bajo el techo de nuestra mansión. De algún modo, eso le tranquiliza. He pasado varios días fuera de casa cuidando a Becky. 

 

-Su padre tampoco va a salir-me informa mi doncella-Tiene muchas cosas que tratar con su secretario. Está pensando arrendar la casa solariega que tienen.
-Ya no vamos casi nunca allí-le recuerdo-Papá está haciendo lo correcto.
-¿Va a pasar toda la tarde encerrada en su habitación, lady Parthenia?
-No tengo ganas de hacer nada. Supongo que escribiré un poco en mi diario. 

viernes, 23 de mayo de 2014

EL DIARIO DE LADY PARTHENIA

 28 DE ENERO DE 1817

-Nunca descansas, hija-observa mi padre. 
                     Nos encontramos en el salón. Fuera, ha empezado a llover, pero se trata de una lluvia suave. 
                    Me siento en el suelo, sobre la alfombra, ante la chimenea. El fuego está encendido. Un agradable calorcillo inunda el salón. Pero me he puesto mi chal de lana de color azul sobre los hombros. Tengo frío. 
                     Mi padre lo achaca al tiempo que he pasado fuera de casa. A las noches en vela que he pasado cuidando de Becky. 
                       Mi padre se abstiene de criticar a mi mejor amiga. Pero sé lo que está pensando. Lo adivino. 
                        Piensa que Becky es una zorra. Yo no debería de relacionarme con la manceba de un aristócrata. Aunque sea un aristócrata de orígenes dudosos. Como lo es Alec Knight. 
-Becky se está recuperando, papá-le cuento. 
                       Pero no es suficiente. Yo no sé lo que va a pasar. 
                       Tengo miedo de que Becky se entere de que Mikhail no está intentando regresar a San Petersburgo. Tengo miedo de que Becky descubra que Mikhail está en Londres buscando a Alec para matarle. No lo soportaría. 
                        Mi mejor amiga está ciega de amor por ese canalla. ¡Dios me libre de pasar por semejante calvario!
                        Creo que no lo resistiría. 
-¿Y quién se ha quedado con ella?-me pregunta mi padre. 
-Los Knight han tenido un bonito detalle con ella-respondo-Lady Miranda ha ido a visitarla. He oído que lady Miranda es pariente nuestra. Aunque no recuerdo en qué grado. ¿Es eso cierto? 
-Me parece que es la hija bastarda de un primo mío. Su madre era una actriz. 
-Entiendo. 



-Nunca hemos hablado con lady Miranda de nuestro parentesco. Supongo que es lo mejor. No conviene remover el pasado.
-Pero el pasado siempre está ahí, papá.
-Se puede evitar. No se habla. No existe.
-Puede que tengas razón.
                        En el fondo, pienso que mi padre se equivoca.
                        El pasado está ahí. Puede salir a la luz de un momento a otro. Y, al final, sale a la luz. No se puede tapar el Sol con un dedo.
                        Me interesa saber más cosas acerca de lady Miranda. De algún modo, somos primas. ¿No es así? 

jueves, 22 de mayo de 2014

EL DIARIO DE LADY PARTHENIA

27 DE ENERO DE 1817

-Becky se encuentra mejor-me explica lady Miranda cuando acudo a visitarla a su casa al día siguiente-He logrado que se de un pequeño paseo por el jardín. Aunque no hemos podido estar mucho tiempo fuera. Su mucama se equivocó. Empezó a llover. 
-Me alegra saberlo-afirmo-Estaba muy preocupada por ella. 
                     Lady Miranda me recibe en el salón. Se sienta ante un piano de cola que hay en el fondo. Lady Miranda toca unas notas. 
-Soy una de las mejores actrices que hay en este país-se jacta-Pero se me da muy mal interpretar una pieza al piano. Damien me regaló este piano. Creía que sabría tocarlo. Que me habrían enseñado en el orfanato donde me crié a tocarlo. Por desgracia, no fue así. Nuestro benefactor estaba interesado en abusar de nosotras. 
-¿Cómo dice?-le pregunto, perpleja-No la entiendo. 
                       Lady Miranda deja de tocar el piano. Me mira con gesto serio. Debe de pensar que he estado muy sobreprotegida por mi padre. 
                       En el fondo, tiene razón. No sé cómo funciona el mundo real. He estado sólo una temporada en Londres. Y me voy a casar con un hombre al que hace semanas que no veo. No sé si esto es normal o si es anormal. El rostro de lady Miranda es bellísimo. Pero es un rostro duro. Sus ojos reflejan una gran tristeza. 
-No espero que lo entienda-replica-Usted lo ha tenido todo. En cambio, yo sigo sin tener nada. Mi marido me engaña con otras mujeres. 
-Creía que lord Damien la amaba ciegamente-me sorprendo. 
-Tuve gemelos varones. Sin embargo, no vivieron mucho tiempo. Están enterrados en el cementerio. 
                     El tono de voz de lady Miranda es desapasionado. Pero, al mismo tiempo, se trata de un tono de voz amargo. Me he dado cuenta de que es una mujer cargada de amargura y de tristeza. 



-Me gustaría hacerle una pregunta-ataco-Espero que no se ofenda.
-¿De qué se trata?-indaga lady Miranda.
-¿Es usted feliz, Excelencia?
-¿Puedo ser acaso feliz? Hace poco, sufrí cándidas. Me las contagió mi querido esposo. Por lo visto, no he sido capaz de hacer cambiar al demoníaco Damien Knight. Soy una cornuda. ¿No lo sabía?
-Lo siento mucho.
                    Lady Miranda toca de nuevo el piano con dos dedos. Las notas que arranca al instrumento me estremecen por lo desoladoras que me parecen. 

EL DIARIO DE LADY PARTHENIA

27 DE ENERO DE 1817

-¿Dónde está Misha, Parthenia?-me pregunta Becky-Me ha dicho que se iba. Dice que quiere intentar regresar a San Petersburgo. ¡Oh, Dios mío! ¡Mi primo se ha vuelto loco!
-No quiere meterte en ningún lío-le respondo. 
-¡Pero los cosacos podrían matarle! ¿Es que no lo entiende? 
-Misha ha oído que Alec está a punto de regresar. Nunca le ha gustado a tu futuro marido que tu primo esté viviendo contigo. Por eso, se ha marchado. No quiere que tengas problemas con Alec por su culpa. Pero me ha pedido que cuide de ti. 
-¿Y cuándo va a regresar Alec, Parthenia? ¡No lo sé! 
                      Becky permanece acostada en su cama. Todavía tiene que recuperar fuerzas. En ocasiones, se levanta y da pequeños paseos por la habitación. 
                     Yo estoy de pie, frente a su cama. 
                      Le dedico una sonrisa, intentando tranquilizarla. 
                      No sé cuándo va a regresar Alec. 
                      Pero tengo mucho miedo por Mikhail. 
-Mañana, si te encuentras mejor, daremos un paseo por el jardín-le sugiero-Tu mucama dice que va a hacer un día precioso. 
-No tengo ganas de salir-me lamento. 
                      Becky ya no sólo está angustiada porque Alec no regresa. También está sufriendo por la ausencia de Mikhail. Yo trato de ocultarle la verdad. Que Mikhail ha ido a Londres a matar a Alec. 
                      Deseo que lo encuentre. Deseo que lo mate. ¡Qué Dios me perdone! Pero odio con todas mis fuerzas a ese malnacido. 
                      Sé que la familia Knight ha venido a preguntar por Becky. Pero no se atreven a hablar con ella cara a cara. Debe de ser que no quieren tener tratos con la amante de uno de sus miembros. 
                      He oído hablar de la Zorra Hawkscliffe, la madre de Alec. Por lo visto, el verdadero apellido de Alec debió de ser otro. Becky me ha contado que Alec le contó una vez que su verdadero padre era un actor que se hizo famoso por interpretar a personajes de William Shakespeare. Ni idea de quién pudo ser. Alec no habló mucho de él. 
                      Se entiende. Debe de avergonzarse de sus orígenes. 
-Llevas días cuidando de mí-se asombra Becky-Deberías de irte a tu casa. A descansar. Yo estaré bien. Tengo a mi doncella que cuida de mí. 
-No me importa-replico. 



-Insisto, Parthenia. No quiero que tú también caigas enferma. Siento que me he estado aprovechando de ti. Y eso no es justo.
-No importa.
-A mí sí me importa. Sólo te tengo a ti. Le pido a Dios que ayude a Misha a regresar a San Petersburgo.
                        Guardo silencio.
                        No le cuento a Becky la verdad. Espero que mi amiga sea comprensiva conmigo cuando se entere.
                        Tiene razón.
                        Me siento cansada. Tengo los huesos destrozados por las noches pasadas en vela. Es mejor que me vaya a casa y que me acueste un rato. 

viernes, 16 de mayo de 2014

LADY PARTHENIA Y MIKHAIL

Hola a todos.
Aunque esta escena pertenece a la gran miniserie Lost in Austen y pertenece a un momento romántico entre Jane Bennet y Charles Bingley, he considerado que bien podría pertenecer a una escena del diario de lady Parthenia Westland.
Un abrazo entre nuestra encantadora dama con el hombre del que está enamorada, el Príncipe Mikhail Kurkov.



miércoles, 14 de mayo de 2014

EL DIARIO DE LADY PARTHENIA

26 DE ENERO DE 1817

-Dime lo que sientes-me pide Mikhail-Tengo la sensación de que todo esto que está pasando va demasiado deprisa. ¿No crees? 
-A mí me pasa lo mismo-contesto-Es todo esto una locura. ¡Una locura! 
                     Salimos a jardín a tomar el fresco. La fiebre continua bajándole a Becky.
                     La hemos dejado durmiendo en su habitación. Su doncella está con ella. Hace ya dos días que no voy a mi casa a dormir. 
-No sé qué pasará cuando Piers regrese a Douglas-digo-La verdad es que no me importa mucho que él regrese. Hay otras mujeres. Pero eso ya no me importa. 
                    No me he enamorado de Mikhail por un sentimiento de venganza hacia Piers. 
                    Me he enamorado de Mikhail porque ha surgido. Aunque yo intente reprimir mis sentimientos por él, es imposible. 
                    No sé lo que va a pasar entre nosotros a continuación. Yo sigo siendo la prometida de Piers. Y, hasta donde yo sé, Mikhail es un hombre libre. No hay ninguna mujer esperándole en San Petersburgo. Y mi prometido puede regresar a Douglas en cualquier momento. Sin embargo, todo eso me importa muy poco en estos momentos. Sólo quiero disfrutar del momento con Mikhail. 
-Me gustaría llevarte conmigo a San Petersburgo-me confiesa. 
-¿Cuándo piensas regresar allí?-le pregunto. 
                       Mikhail se encoge de hombros. No sabe cuándo va a regresar a San Petersburgo. Y, para ser sincera conmigo misma, no quiero que regrese. 
                       Nos sentamos en el hierba. Está fresca por el rocío de la mañana. 
                      Mikail me coge la mano. Me la besa con fervor. 
-No sé si podré regresar allí-responde. 
-¿Por qué dices eso?-quiero saber. 
-Ocurrieron ciertas cosas bastante desagradables allí. Me temo que no podré regresar nunca. 
                     Recuerdo lo que me comentó Becky hace algunas semanas. 
                     Puede que Mikhail esté metido en un buen lío. 
                     Sospecho que a Mikhail no le gusta hablar de ciertas cosas. Y yo respeto su silencio. No quiero que se sienta incómodo por mi culpa. Se ha creado un vínculo entre nosotros que no sabría cómo definir. 
-Mataré a ese cabrón-me confiesa. 
                     Me sobresalto. Sé de quién está hablando. Se refiere a Alec Knight. 
                    Se ha vuelto loco. Pero la enfermedad de Becky ha sido demasiado para él. 
-Si lo matas, irás a la cárcel-le recuerdo. 
                     Mikhail me confiesa que eso le da igual. Alec tiene que pagar por el daño que le ha causado a Becky. 
                    No le importa el tener que ir a la cárcel. Sólo quiere vengar a su prima. 
                   Me es inútil intentar disuadirle de que no lo haga. Trato de hacerle reflexionar. Pero es inútil. Alec Knight tiene que pagar por haber deshonrado a Becky. Por todo el daño que le está ocasionando. Y, en cierto modo, apoyo a Mikhail en ese aspecto. 
-Viajaré a Londres y le desafiaré a un duelo-me explica-Aunque acabe en la cárcel. Alguien tiene que vengar a Becky. 
-Pero no sabes dónde está-le hago ver. 
-Tengo una ligera idea de los lugares por los que suele moverse. 
-¿Has pensado en que eso destrozará a Becky? 
                   Mikhail me besa en la mejilla. 
                  Entiende que Becky le odiará cuando él mate a Alec. Pero, a la larga, su prima le estará agradecida. Se habrá quitado un gran peso de encima. 
-Mi prima verá que lo estoy haciendo por su bien-me explica-Ese hombre ha sido su ruina. Becky lo sabe. 
-Por desgracia, está enamorada de él-me lamento. 
                   Mikhail asiente con gesto serio. Me asegura que Becky, en realidad, no está enamorada de Alec. Tan sólo está obsesionada con él. La obsesión no es lo mismo que el amor. 
                   Me inclino a darle la razón. Becky no hace otra cosa que no sea pensar en Alec. Todo lo que hace lo hace por él. Le pregunto a Mikhail cuándo partirá. 
-Pienso irme mañana mismo-me responde-Le diré a Becky que intentaré regresar a San Petersburgo de incógnito. Pero regresaré en unos días. Entonces, le diré que mi plan ha fracasado y he tenido que regresar. 
                   Le doy un fuerte abrazo. 
                  Apoyo mi cabeza en su hombro. Mikhail me besa en la frente. Me llena de besos la cara. 
                  Acabamos fundiéndonos en un beso cargado de pasión. No siento asco alguno cuando Mikhail introduce su lengua en el interior de mi boca. Quiere apoderarse de mi sabor, pienso con deleite. 



                        Nos separamos apenas unos centímetros.
-Todo esto que está pasando me parece una locura-me sincero.
-La vida está hecha para hacer locuras, Parthenia-afirma Mikhail.
-¿Qué vas a hacer cuando mates a Alec?
-Regresaré aquí.
-¡Podrían descubrirte!
-Correré ese riesgo. No quiero separarme nunca de ti, Parthenia. 

sábado, 10 de mayo de 2014

UNA ESCRITORA

Hola a todos.
Hoy, hago una pequeña confesión.
Disfruto escribiendo todo lo que sale de mi mente. De pronto, las ideas que se me cruzan por la cabeza las plasmo en el papel. Pero, luego, las plasmo en el ordenador. Las subo a mi blog.
Ya no es fruto de mi imaginación.
Son reales.
Los personajes que creo se convierten en reales. Ya no son ficticios.
Puedo sentir que los estoy viendo en esa época que nunca viviré. Puedo verles caminar. Puedo oírles hablar. Incluso, puedo sentir lo que ellos sienten.

jueves, 8 de mayo de 2014

EL DIARIO DE LADY PARTHENIA

25 DE ENERO DE 1817

                          Salgo al jardín a tomar el fresco. 
                          Mikhail viene detrás de mí. 
-Será mejor que te vayas a casa a descansar-me sugiere, tuteándome-Has pasado toda la noche cuidando de Becky. 
                          Me giro para mirarle y niego moviendo la cabeza. 
                          No me importa haber pasado la noche entera cuidando de Becky. Mikhail me ha estado ayudando en todo momento. Entre la doncella de Becky y yo le hemos cambiado el camisón. Le hemos puesto un camisón limpio. 
                          No me siento cansada, sino que me siento un tanto eufórica. Le dedico una sonrisa a Mikhail. 
-Al estar toda la noche a tu lado, cuidando de Becky, he visto claras muchas cosas-le confieso, atreviéndome a tutearle-Siento que todas las dudas que sentía se han disipado. 
-Becky me contó que ibas a casarte con un tal lord Draxinger-dice Mikhail. 
-Mi prometido Piers es como Alec Knight. Nunca está cuando se le necesita. Y yo estoy cansada de esperar a alguien que nunca me amará. 
                           Mikhail llena de besos mi cara. 
                          Está extrañamente contento y su rostro se ilumina al verme. Al mirarme.
-No voy a negar que me siento atraído por ti desde que nos conocimos-me confiesa-No entiendo cómo ese hombre te menosprecia. ¡Eres maravillosa, Parthenia! 
                           Le dedico una sonrisa. No entiendo del todo cómo Mikhail puede hablarme de ese modo. Siendo sincera, no me importa. 
                            Lo que siento por él es más fuerte de lo que una vez pensé que sentía por Piers. 
                           Rodeo con mis brazos el cuello de Mikhail. Ni siquiera pienso que estoy obrando mal. Le doy un beso en la comisura de los labios. 
-Te agradezco mucho que pienses eso de mí-le aseguro. 
                          Mikhail y yo acabamos fundiéndonos en un beso largo y apasionado. Becky está profundamente dormida en su habitación. Por suerte, le ha bajado un poco la fiebre hacia el amanecer. Pero no debemos de descuidarnos. 



-No quiero regresar a San Petersburgo-me confiesa-No quiero regresar a ese sitio tras haberte conocido. Aunque sea mi ciudad. Tendría que llevarte conmigo.
-No soporté estar lejos de Douglas cuando estuve en Londres-me sincero.
-En ese caso, tendría que quedarme aquí.
-Pero tu estancia en Douglas no es eterna. Los dos lo sabemos. Debemos de disfrutar del todo el tiempo que nos queda de estar juntos. 

miércoles, 7 de mayo de 2014

EL DIARIO DE LADY PARTHENIA

24 DE ENERO DE 1817

-Becky se encuentra enferma-me comunica Mikhail. 
                   Ha venido personalmente a mi casa a buscarme. Yo me encuentro en el salón bordando mi ajuar. Un pañuelo...
                    Yo sé que Becky no se encuentra bien desde hace días. Recuerdo lo mal que se sentía días atrás. Y la culpa de todo la tiene el maldito Alec Knight. 
-¿Vuelve a tener fiebre?-interrogo a Mikhail. 
-Tiene fiebre muy alta-contesta él-Delira. 
-¿La ha visto el médico? 
-El médico está con ella. He venido a avisarla, Parthenia. Mi prima menciona mucho a ese maldito cabrón. Pero también la llama a usted. 
                      Mi padre se encuentra en el despacho. Le aviso de que me tengo que ir. Becky me necesita. 
                      Mikhail y yo nos dirigimos a la casa de mi amiga a pie. Me sujeto de su brazo mientras camino. 
                      Llegamos enseguida a la casa de Becky. Todos los criados están muy nerviosos. Subo la escalera de dos en dos. 
                       Entro en la habitación de mi amiga. Becky se encuentra acostada en la cama. Viste su camisón, pero está empapado en sudor. El cabello de color chocolate de mi mejor amiga ha perdido todo su brillo. 
-Parthenia...-me llama, clavando sus ojos en mí. 
-Ha venido, Becky-le dice Mikhail. 
                       El rostro de mi amiga está empapado en sudor. Lo veo enrojecido por la fiebre tan alta que tiene. El médico está a su lado, trasteando en el interior de su maletín. Se dispone a oscultarla. Le desabrocha los dos últimos botones de su camisón. 
                        Considera la posibilidad de practicarle una sangría. Siento que no puedo estar por más tiempo metida en el interior de esa habitación. Mikhail me saca de allí. 
-Bajemos al salón para estar más tranquilos-me propone. 
                        Pero no quiero irme de la habitación. Necesito estar al lado de Becky porque me necesita. Sin embargo, el médico acaba echándonos a Mikhail y a mí de la habitación. 
-Voy a practicarle una sangría-nos comunica-Tiene la sangre sucia. 
                      Tanto Mikhail como yo queremos protestar. 
-Es lo mejor-oímos decir a Becky. 
                      Acabamos cediendo. 
-Tenga mucho cuidado si le ocurre algo a mi prima-avisa Mikhail al médico con voz gélida-Porque no se lo pienso perdonar nunca. 
-Misha...-murmura Becky-Por favor...
                     Salimos de la habitación. Nos quedamos en el pasillo. 
-Si ese cabrón se le ocurre aparecer por aquí, pienso matarle-me asegura Mikhail. 
                      No pienso llevarle la contraria. En mi fuero interno, le doy toda la razón a Mikhail. 
                      Él me coge la mano y me la besa con fervor. 
-Mi prima es muy afortunada porque usted sea amiga suya, lady Parthenia-afirma-La conozco desde hace poco, es cierto. Pero he llegado a conocerla. Le tiene verdadero cariño a mi prima. Se desvive por ella. 
                      Noto que estoy llorando. Me destroza el corazón ver a Becky tan destrozada por culpa de Alec. La ausencia de Piers ya no me afecta porque me sorprendo al admitir para mis adentros que no estoy enamorada de él. Sin embargo, con Becky es distinto. Ella sí está enamorada de Alec. 
-Ella también es afortunada por tenerle a su lado, Alteza-afirmo-Es como un hermano para ella. No es sólo su principal compañía. Veo angustia en sus ojos por lo que está sufriendo. Veo también rabia en sus ojos porque no soporta lo que ese malnacido le está haciendo. ¿Por qué no va a hablar con uno de sus hermanos? 
-El otro día, estuve en casa del duque de Hawkscliffe-me contesta-Pero no sabe dónde está Alec. Cree que está en Londres. Pero podría estar en cualquier parte. Que el libertinaje es cosa de familia. Lady Miranda parece un ciervo con la cornamenta que luce. 
                      Aprieto los puños con rabia. Puede que Alec esté con esa zorra de Eva Campion. O que se haya liado, por fin, con la tal Lizzie. Nadie lo sabe con certeza. 
-Pienso quedarme aquí toda la noche-decido. 
-¿Lo sabe su padre?-me pregunta Mikhail. 
-Le diré a una de las criadas que le envíe un recado. Es un hombre comprensivo, aunque no vea con buenos ojos a Becky. Él...
-Me imagino que piensa lo que piensa todo el mundo en Douglas. 
-Yo no pienso eso de ella. 
                          Mikhail me da un beso en la mejilla. 
-Lo sé-afirma, mientras me sonríe. 
                           De pronto, se inclina sobre mí y me besa en los labios. Me sorprendo a mí misma queriendo ahondar en ese beso. Correspondiendo a ese beso. 
                          Piers ha muerto definitivamente para mí. 


                          Debería de arrepentirme de lo que acabo de hacer. Pero no siento arrepentimiento alguno.
-¿Qué va a pasar entre nosotros?-le pregunto a Mikhail-Yo estoy prometida a Piers.
-¿En serio sigue decidida a seguir adelante con su compromiso?-me pregunta con estupor.
                        No sé qué pensar. Todo está ocurriendo muy deprisa. Demasiado deprisa...
-No le amo-respondo-No amo a Piers. Ésa es la realidad.
-Parthenia...-me susurra Mikhail mientras me mira con adoración. 

viernes, 2 de mayo de 2014

SER FELIZ

Hola a todos.
En los últimos meses, he pasado por momentos muy duros.
He estado a punto de tirar la toalla. Me he sentido muy desdichada.
Pero sentía que no podía compartir mi desgracia con nadie. No soy quién para que otra persona cargue con mis penas. Preferí llevar el dolor que sentía sola.
Las cosas han mejorado y siguen mejorando poco a poco. Me siento feliz. He podido retomar la actividad que más me gusta hacer en el mundo. Escribir.
Continúo escribiendo este blog, además de mis otros blogs. Son mi alegría.
Sé que es sólo un pequeño paso. Quiero pensar que lo mejor está por llegar.

jueves, 1 de mayo de 2014

CONTRA EL CÁNCER

Sobran las palabras cuando se trata de la lucha contra el cáncer. 
Cáncer ya no es sinónimo de muerte porque se puede curar. 
Porque las personas que lo padecen logran salir adelante. 
Porque no hay que tirar nunca la toalla. 
La ciencia avanza y se descubre nuevos métodos que permiten luchar contra esta terrible enfermedad. 
Porque hay que ser fuerte y saber plantarle cara. 
Porque nunca ha que rendirse, sino levantarse y pelear. 
Se vence al cáncer.