miércoles, 7 de mayo de 2014

EL DIARIO DE LADY PARTHENIA

24 DE ENERO DE 1817

-Becky se encuentra enferma-me comunica Mikhail. 
                   Ha venido personalmente a mi casa a buscarme. Yo me encuentro en el salón bordando mi ajuar. Un pañuelo...
                    Yo sé que Becky no se encuentra bien desde hace días. Recuerdo lo mal que se sentía días atrás. Y la culpa de todo la tiene el maldito Alec Knight. 
-¿Vuelve a tener fiebre?-interrogo a Mikhail. 
-Tiene fiebre muy alta-contesta él-Delira. 
-¿La ha visto el médico? 
-El médico está con ella. He venido a avisarla, Parthenia. Mi prima menciona mucho a ese maldito cabrón. Pero también la llama a usted. 
                      Mi padre se encuentra en el despacho. Le aviso de que me tengo que ir. Becky me necesita. 
                      Mikhail y yo nos dirigimos a la casa de mi amiga a pie. Me sujeto de su brazo mientras camino. 
                      Llegamos enseguida a la casa de Becky. Todos los criados están muy nerviosos. Subo la escalera de dos en dos. 
                       Entro en la habitación de mi amiga. Becky se encuentra acostada en la cama. Viste su camisón, pero está empapado en sudor. El cabello de color chocolate de mi mejor amiga ha perdido todo su brillo. 
-Parthenia...-me llama, clavando sus ojos en mí. 
-Ha venido, Becky-le dice Mikhail. 
                       El rostro de mi amiga está empapado en sudor. Lo veo enrojecido por la fiebre tan alta que tiene. El médico está a su lado, trasteando en el interior de su maletín. Se dispone a oscultarla. Le desabrocha los dos últimos botones de su camisón. 
                        Considera la posibilidad de practicarle una sangría. Siento que no puedo estar por más tiempo metida en el interior de esa habitación. Mikhail me saca de allí. 
-Bajemos al salón para estar más tranquilos-me propone. 
                        Pero no quiero irme de la habitación. Necesito estar al lado de Becky porque me necesita. Sin embargo, el médico acaba echándonos a Mikhail y a mí de la habitación. 
-Voy a practicarle una sangría-nos comunica-Tiene la sangre sucia. 
                      Tanto Mikhail como yo queremos protestar. 
-Es lo mejor-oímos decir a Becky. 
                      Acabamos cediendo. 
-Tenga mucho cuidado si le ocurre algo a mi prima-avisa Mikhail al médico con voz gélida-Porque no se lo pienso perdonar nunca. 
-Misha...-murmura Becky-Por favor...
                     Salimos de la habitación. Nos quedamos en el pasillo. 
-Si ese cabrón se le ocurre aparecer por aquí, pienso matarle-me asegura Mikhail. 
                      No pienso llevarle la contraria. En mi fuero interno, le doy toda la razón a Mikhail. 
                      Él me coge la mano y me la besa con fervor. 
-Mi prima es muy afortunada porque usted sea amiga suya, lady Parthenia-afirma-La conozco desde hace poco, es cierto. Pero he llegado a conocerla. Le tiene verdadero cariño a mi prima. Se desvive por ella. 
                      Noto que estoy llorando. Me destroza el corazón ver a Becky tan destrozada por culpa de Alec. La ausencia de Piers ya no me afecta porque me sorprendo al admitir para mis adentros que no estoy enamorada de él. Sin embargo, con Becky es distinto. Ella sí está enamorada de Alec. 
-Ella también es afortunada por tenerle a su lado, Alteza-afirmo-Es como un hermano para ella. No es sólo su principal compañía. Veo angustia en sus ojos por lo que está sufriendo. Veo también rabia en sus ojos porque no soporta lo que ese malnacido le está haciendo. ¿Por qué no va a hablar con uno de sus hermanos? 
-El otro día, estuve en casa del duque de Hawkscliffe-me contesta-Pero no sabe dónde está Alec. Cree que está en Londres. Pero podría estar en cualquier parte. Que el libertinaje es cosa de familia. Lady Miranda parece un ciervo con la cornamenta que luce. 
                      Aprieto los puños con rabia. Puede que Alec esté con esa zorra de Eva Campion. O que se haya liado, por fin, con la tal Lizzie. Nadie lo sabe con certeza. 
-Pienso quedarme aquí toda la noche-decido. 
-¿Lo sabe su padre?-me pregunta Mikhail. 
-Le diré a una de las criadas que le envíe un recado. Es un hombre comprensivo, aunque no vea con buenos ojos a Becky. Él...
-Me imagino que piensa lo que piensa todo el mundo en Douglas. 
-Yo no pienso eso de ella. 
                          Mikhail me da un beso en la mejilla. 
-Lo sé-afirma, mientras me sonríe. 
                           De pronto, se inclina sobre mí y me besa en los labios. Me sorprendo a mí misma queriendo ahondar en ese beso. Correspondiendo a ese beso. 
                          Piers ha muerto definitivamente para mí. 


                          Debería de arrepentirme de lo que acabo de hacer. Pero no siento arrepentimiento alguno.
-¿Qué va a pasar entre nosotros?-le pregunto a Mikhail-Yo estoy prometida a Piers.
-¿En serio sigue decidida a seguir adelante con su compromiso?-me pregunta con estupor.
                        No sé qué pensar. Todo está ocurriendo muy deprisa. Demasiado deprisa...
-No le amo-respondo-No amo a Piers. Ésa es la realidad.
-Parthenia...-me susurra Mikhail mientras me mira con adoración. 

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