viernes, 18 de septiembre de 2015

EL DIARIO DE LADY PARTHENIA

                      ¿De verdad ha pasado tanto tiempo, mi querida Parthenia?
                      Aún sufro pesadillas relacionadas con ese día. Lord Seton y yo nos dirigíamos a Gretna Green. Era nuestro destino. 
                      Íbamos a casarnos. 
                      Yo estaba muy nerviosa. Cada vez que lord Seton y yo dábamos un paseo por el jardín, él hacía algún comentario. Lloré hasta quedarme sin lágrimas al enterarme de mi desgracia. El hombre que amaba estaba muerto. Y yo no podría caminar. Nunca...Me había convertido en una inútil. 
                       Lo malo no fue sólo la pérdida de movilidad en mis piernas. Sino el saber que el bebé que iba a tener de mi amado lo había perdido. Había perdido a mi niño. 
                       Recuerdo que metíamos los pies en el agua. 
                       Lord Seton vivía junto con su madre en la isla de Hallsmead Aid. Es una isla muy pequeña que se encuentra en el río Támesis. Son pocos los vecinos que tiene. 
                       No sé cómo me enamoré de lord Seton. Fue a él a quién le conté la verdad sobre mis orígenes. Y me di cuenta de que él sentía por mí lo mismo que yo sentía por él. 
                      Mi cabello es de color dorado. 
                      Lord Seton acarició con su mano mi cabello mientras dábamos un paseo. 
                       Nos perdimos entre los numerosos árboles que crecen en la isla. 
                      Y me robó mi primer beso. 
                      ¡Sentí cómo mi alma volaba en aquellos momentos! 
                      Me regalaba ramitos de flores silvestres. Me escribía cartas de amor. Y dábamos muchos paseos por la espesura de los árboles. Por él, intenté darle un matiz más a la moda a mi vestuario. Mis ropas me parecían demasiado viejas y tristes. ¡Incluso, mi madre me obligó a usar cofia, pese a que era muy joven! 
                     Una noche, nos encontramos en la orilla del río Támesis. 
                     Me había entregado a él. 
                     Lord Seton se coló una noche en mi habitación. A pesar de que era una locura, mi corazón venció a mi razón. 
                     Se metió en mi cama. 
                     Me arrojé en sus brazos. 
                     Me olvidé de todo cuando besó mi cuello. No supe quién desnudó a quién mientras nos besábamos. 
                     La educación que me dio mi madre la olvidé. 
                     Nunca me ocultó de dónde venía. Siempre me habló de la pureza de una mujer. 
                    Yo debía de mantener mi virginidad intacta hasta el día de mi boda. Pero me olvidé de todo eso cuando me encontré con lord Seton en mi cama. 
                     Recibí de él numerosos besos. Me brindó las mejores caricias en todos nuestros encuentros. 
                     Aquella noche, me besó con ardor en los labios. Lamió con suavidad mis pezones. 
                     Y yo no pensé en nada. 
                    Semanas después, empecé a marearme. Vomitaba todo lo que comía. 
                    Mi madre se encerró conmigo en mi habitación. Quería saber si yo estaba embarazada. Me dijo que hacía casi dos meses que no veía ningún paño mío empapado con la sangre de mi menstruación. Traté de no decir nada. 
-¡Dime la verdad!-me exigió, pero guardé silencio. 
                   Se lo conté a lord Seton. 
                  Aquella misma noche, nos fugamos juntos. 
                  Quiero olvidar lo cerca que estuvimos de alcanzar nuestro destino. Quiero no pensar en que mi niño está muerto. 
                  Que el hombre de mi vida también está muerto. Sólo tengo como compañía  a mi madre. 
                  Ella se preocupa por mí. Pero es demasiado vieja ya como para estar empujando la silla de ruedas en la que debo de ir sentada. 
                  Vegeto sentada en un sillón del saloncito de nuestra casa. Oigo el sonido de las olas desde allí. 



-Hija, deberías de empezar a pensar en buscarte a otra alumna-me sugiere-No puedes pasarte el día así, sin hacer nada. 
-Un primo de padre nos está pasando una asignación-le recuerdo. 
-No nos falta de nada gracias a ese buen hombre, pero tienes que tener la mente ocupada, Emerald. Tienes que empezar a olvidar. 
-Madre, ¿cómo voy a olvidar que no puedo caminar?
                     He llorado muchas veces, mi querida Parthenia. Me he quedado sin lágrimas. 
                     Mi madre lo sabe. No sabe qué hacer. Se siente tan impotente como yo me siento resignada. No puedo hacer nada por cambiar esto. 

jueves, 17 de septiembre de 2015

EL DIARIO DE LADY PARTHENIA

13 DE FEBRERO DE 1817

-¡Milady!-exclama mi doncella entrando en mi gabinete-¡Ha llegado una carta para usted!
-¿Una carta para mí?-me sorprendo. 
-Es de su antigua institutriz. 
-¡Déjame leerla! 
                        Es curioso pensar en lady Emerald D' Arcy como mi institutriz. Es la única hija del conde de Iverleigh. 
                        Tiene treinta y dos años. Su padre murió cuando ella tenía nueve años. No es ningún secreto que lady Caitlyn D' Arcy fue una golfilla callejera. Perteneció a una banda de niños ladrones. Ella se hizo pasar por chico durante mucho tiempo para intentar impedir el que debía de ser su verdadero sino. Acabar convertida en una prostituta. 
                       Lady Emerald me contó la historia de su madre. 
                       Lord Iverleigh murió en un accidente de caza junto con su secretario William. Fue lo más parecido que lady Caitlyn tuvo a un hermano. William y ella estuvieron en la misma banda de niños ladrones. 
                       Lady Emerald nunca ha ocultado sus orígenes. 
                       Lady Caitlyn aún vive. Pero está llena de achaques. Las dos estuvieron viviendo en esta mansión hasta el año pasado. A la muerte de lord Iverleigh, su familia se ensañó con su mujer y con su única hija. 
                       Expulsaron a lady Caitlyn y a su hija de su casa. Lady Caitlyn envió a lady Emerald a un internado para Señoritas. Al menos, le quedaba dinero para costear la educación de su hija. Cuando abandonó el internado, Emerald tenía dieciocho años. Podía convertirse en una institutriz. Había recibido una esmerada educación. 
                        Abro el sobre que contiene las hojas que ha escrito mi antigua institutriz. Conocí a lady Emerald hace doce años. Me sorprendí mucho cuando la vi por primera vez. Iba en silla de ruedas. Lady Emerald había perdido la movilidad en sus piernas a raíz de un accidente de carruaje.  
-¿Por qué no camina?-le pregunté cuando entré en la biblioteca, donde conocí a la que sería mi institutriz. 
-¡Parthenia, no hagas esas preguntas!-me regañó mi madre. Se dirigió a lady Emerald-Disculpe a mi hija. Parthenia es una niña educada. 
-Pero es curiosa-observó lady Caitlyn. 
-¿Quién va a ser mi institutriz?-quise saber. 
-Voy a ser yo tu institutriz-contestó lady Emerald. 
                        Le caí bien. Yo fui su primera alumna. En aquel momento, no sabía que lady Emerald había tenido una vida tan apasionante. 
                         Nos hicimos amigas cuando llegué a la adolescencia. Lady Emerald, desde su silla de ruedas, me enseñó a caminar erguida. Una dama tiene que caminar erguida. No puede caminar encorvada. 
                         Me enseñó a usar los cubiertos. Me enseñó nociones de Historia. Ella me enseñó a bordar. 
                        Tuve un profesor de piano. Lady Emerald sabía tocar el piano mejor que él. Era una verdadera virtuosa. Me encantaba oírla tocar el piano. 
-¿Por qué no se levanta de la silla de ruedas?-le pregunté al finalizar uno de esos conciertos caseros. 
-¡Niña, no hagas esas preguntas!-me regañó lady Caitlyn. 
-No pasa nada, madre-intervino lady Emerald-Siente curiosidad. Es lógico. Me quedé paralítica a raíz de un accidente. Viajaba en un carruaje cuando éste volcó de manera muy brusca. 
                               Lady Emerald me enseñó a pintar. A su lado, me siento inútil y patosa. 
                               Llegué a admirarla realmente. 
                              Más adelante, supe que tuvo un accidente de carruaje porque estaba huyendo en compañía de un joven caballero, lord Seton. No recuerdo el apellido. 
                               Lord Seton murió. Lady Emerald quedó postrada en una silla de ruedas. Tenía diecinueve años cuando ocurrió.
                               Se conocieron al poco tiempo de abandonar ella el internado. Su madre estaba trabajando como dama de compañía para la madre de él. Todos estaban sorprendidos al ver a una dama de tan alta cuna como lo era la condesa de Iverleigh trabajando. Había abandonado su Irlanda natal porque todo el mundo allí conocía su historia. En Inglaterra, casi nadie sabía quién era realmente ella. 
                            En todas sus cartas, lady Emerald me habla de lord Seton. 


-¡Pobre mujer!-suspiró mi doncella-La vida se ha ensañado con ella. 
                        Estoy sentada en el sofá. Lady Emerald ha vuelto a su Irlanda natal. Vive en Galway. Su madre ha arrendado una casita cerca de allí. 
-La verdad es que era fácil llevarse bien con lady Emerald-añade mi doncella-Pero su madre era otra cosa. ¡Una trepa es lo que era!
-¿Cómo puedes hablar así?-la regaño. 
-Milady, usted sí era una dama. No dudo que lady Emerald era otra dama. Pero su madre no lo era. ¡Era una ladrona! 
                        Los criados escucharon conversaciones que mantenían lady Emerald con su madre. 
-No deberías de ser tan chismosa-añado. 
-Sólo espero que no sienta compasión por lady Caitlyn-me aconseja-Usted bastante tiene con sus problemas. 
-¿Y qué problemas tengo?
-Su amiga miss Rebecca, por ejemplo. 
                          

martes, 15 de septiembre de 2015

CAMBIOS

Hola a todos.
Hago esta entrada muy breve para informaros de lo que pienso hacer con este blog.
¡No os asustéis! Mi idea no es cerrarlos. Ya lo abrí una vez hace cuatro años, lo olvidé y lo recuperé por una pirueta del Destino vía Google.
Quiero mantener este blog abierto durante mucho, mucho tiempo.
Mi idea es ir convirtiendo de manera paulatina este blog en el único blog que tenga.
Que vea aquí la luz, no sólo los diarios de lady Parthenia, sino muchas historias que sacaré de mi cabeza.
Reflexiones, imágenes de La Unión (mi querida ciudad natal). ¡Todo esto pasará por este blog! Hasta diarios personales de otras damas del siglo XIX. ¡Y "fanfics"!
Pero eso se irá viendo poco a poco.
¡Hasta pronto!