jueves, 17 de septiembre de 2015

EL DIARIO DE LADY PARTHENIA

13 DE FEBRERO DE 1817

-¡Milady!-exclama mi doncella entrando en mi gabinete-¡Ha llegado una carta para usted!
-¿Una carta para mí?-me sorprendo. 
-Es de su antigua institutriz. 
-¡Déjame leerla! 
                        Es curioso pensar en lady Emerald D' Arcy como mi institutriz. Es la única hija del conde de Iverleigh. 
                        Tiene treinta y dos años. Su padre murió cuando ella tenía nueve años. No es ningún secreto que lady Caitlyn D' Arcy fue una golfilla callejera. Perteneció a una banda de niños ladrones. Ella se hizo pasar por chico durante mucho tiempo para intentar impedir el que debía de ser su verdadero sino. Acabar convertida en una prostituta. 
                       Lady Emerald me contó la historia de su madre. 
                       Lord Iverleigh murió en un accidente de caza junto con su secretario William. Fue lo más parecido que lady Caitlyn tuvo a un hermano. William y ella estuvieron en la misma banda de niños ladrones. 
                       Lady Emerald nunca ha ocultado sus orígenes. 
                       Lady Caitlyn aún vive. Pero está llena de achaques. Las dos estuvieron viviendo en esta mansión hasta el año pasado. A la muerte de lord Iverleigh, su familia se ensañó con su mujer y con su única hija. 
                       Expulsaron a lady Caitlyn y a su hija de su casa. Lady Caitlyn envió a lady Emerald a un internado para Señoritas. Al menos, le quedaba dinero para costear la educación de su hija. Cuando abandonó el internado, Emerald tenía dieciocho años. Podía convertirse en una institutriz. Había recibido una esmerada educación. 
                        Abro el sobre que contiene las hojas que ha escrito mi antigua institutriz. Conocí a lady Emerald hace doce años. Me sorprendí mucho cuando la vi por primera vez. Iba en silla de ruedas. Lady Emerald había perdido la movilidad en sus piernas a raíz de un accidente de carruaje.  
-¿Por qué no camina?-le pregunté cuando entré en la biblioteca, donde conocí a la que sería mi institutriz. 
-¡Parthenia, no hagas esas preguntas!-me regañó mi madre. Se dirigió a lady Emerald-Disculpe a mi hija. Parthenia es una niña educada. 
-Pero es curiosa-observó lady Caitlyn. 
-¿Quién va a ser mi institutriz?-quise saber. 
-Voy a ser yo tu institutriz-contestó lady Emerald. 
                        Le caí bien. Yo fui su primera alumna. En aquel momento, no sabía que lady Emerald había tenido una vida tan apasionante. 
                         Nos hicimos amigas cuando llegué a la adolescencia. Lady Emerald, desde su silla de ruedas, me enseñó a caminar erguida. Una dama tiene que caminar erguida. No puede caminar encorvada. 
                         Me enseñó a usar los cubiertos. Me enseñó nociones de Historia. Ella me enseñó a bordar. 
                        Tuve un profesor de piano. Lady Emerald sabía tocar el piano mejor que él. Era una verdadera virtuosa. Me encantaba oírla tocar el piano. 
-¿Por qué no se levanta de la silla de ruedas?-le pregunté al finalizar uno de esos conciertos caseros. 
-¡Niña, no hagas esas preguntas!-me regañó lady Caitlyn. 
-No pasa nada, madre-intervino lady Emerald-Siente curiosidad. Es lógico. Me quedé paralítica a raíz de un accidente. Viajaba en un carruaje cuando éste volcó de manera muy brusca. 
                               Lady Emerald me enseñó a pintar. A su lado, me siento inútil y patosa. 
                               Llegué a admirarla realmente. 
                              Más adelante, supe que tuvo un accidente de carruaje porque estaba huyendo en compañía de un joven caballero, lord Seton. No recuerdo el apellido. 
                               Lord Seton murió. Lady Emerald quedó postrada en una silla de ruedas. Tenía diecinueve años cuando ocurrió.
                               Se conocieron al poco tiempo de abandonar ella el internado. Su madre estaba trabajando como dama de compañía para la madre de él. Todos estaban sorprendidos al ver a una dama de tan alta cuna como lo era la condesa de Iverleigh trabajando. Había abandonado su Irlanda natal porque todo el mundo allí conocía su historia. En Inglaterra, casi nadie sabía quién era realmente ella. 
                            En todas sus cartas, lady Emerald me habla de lord Seton. 


-¡Pobre mujer!-suspiró mi doncella-La vida se ha ensañado con ella. 
                        Estoy sentada en el sofá. Lady Emerald ha vuelto a su Irlanda natal. Vive en Galway. Su madre ha arrendado una casita cerca de allí. 
-La verdad es que era fácil llevarse bien con lady Emerald-añade mi doncella-Pero su madre era otra cosa. ¡Una trepa es lo que era!
-¿Cómo puedes hablar así?-la regaño. 
-Milady, usted sí era una dama. No dudo que lady Emerald era otra dama. Pero su madre no lo era. ¡Era una ladrona! 
                        Los criados escucharon conversaciones que mantenían lady Emerald con su madre. 
-No deberías de ser tan chismosa-añado. 
-Sólo espero que no sienta compasión por lady Caitlyn-me aconseja-Usted bastante tiene con sus problemas. 
-¿Y qué problemas tengo?
-Su amiga miss Rebecca, por ejemplo. 
                          

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