miércoles, 9 de abril de 2014

EL DIARIO DE LADY PARTHENIA

21 DE ENERO DE 1817

                 Una nota llega a mi casa y es mi doncella quien me la entrega en mano. 
                 La ha escrito Mikhail. 

               Becky se encuentra mal. Tiene fiebre. Está acostada en su cama. Quiere verla, milady. 

                Y eso es lo que hago. 
-No has debido venir-me dice Becky, acostada en su cama-Misha lo ha exagerado todo. 
                 Me siento a su lado en la cama. 
                Mikhail se encuentra enfrente de mí, sentado en una silla, junto a la cama donde yace Becky. La doncella que tiene le pasa un paño empapado en agua por toda la cara. 
                  El cabello de color chocolate de Becky se extiende por su almohada. Tiene el rostro empapado en sudor. Mikhail me cuenta que a Becky le ha subido mucho la fiebre al amanecer. Le ha llamado de madrugada a gritos porque decia que se estaba muriendo. 
-¿La ha visto el médico?-le interrogo. 
-La ha visto-responde-Cree que su fiebre podría ser nerviosa. Fiebre cerebral, la llama. Está sufriendo mucho por culpa de ese cabrón. 
-Alec...-susurra Becky-Misha...Dile a Alec que venga. ¿Ha venido Parthenia?
-Estoy aquí-contesto-Ya has visto que he venido. 
                     Mikhail se inclina sobre Becky y le da un beso en la frente. 
                     Le ha bajado un poco la fiebre, me cuenta. Pero se encuentra muy mal. Dios sabe lo que pasará. 
-¡No me asuste, Alteza!-le imploro, muy nerviosa ante la idea de que pueda pasarle algo malo a Becky. 
                   Las lágrimas corren por las mejillas de mi mejor amiga. Le cojo una mano. Veo cómo Mikhail le coge la otra mano y se la lleva a los labios. 
                  Hay una verdadera angustia reflejada en sus ojos al mirar a su prima. Los dos tenemos miedo por ella. 


                       Mikhail se aparta un poco de Becky. 
                       Mi amiga se queja de que tiene mucho frío. La arropo bien con las sábanas y con las mantas que cubren su cuerpo. Mikhail se pasea de un lado a otro de la habitación. De pronto, le da un puñetazo a la pared. 
-¡Juro que pienso matar a ese cabrón!-me asegura. 
-¡No diga eso, por Dios!-le suplico-No vale la pena. 
-Le está haciendo sufrir a mi prima. Becky podría morir y sería su culpa. Él debe de estar de putas por todo el maldito Londres. ¡Y Becky está enferma aquí! ¿Quién se ha creído que es? 
                     Oigo a mi amiga murmurar algunas palabras. Pero no la entiendo. Es posible que le esté pidiendo a Mikhail que no le haga daño a Alec. 
-He oído que una de las cuñadas de Alec, lady Eden, vive aquí-recuerdo-Yo podría ir a visitarla. 
-Becky la conoce-dice Mikhail-Su esposo la ha abandonado. Y dicen que el hijo que tienen en común no está bien. No habla y está como ensimismado. 
-Pero lady Eden podría saber algo de Alec. No pierdo nada por ir a verla. Es por el bien de Becky. 
-Le agradezco su bondad para con mi prima, lady Parthenia. Ese hijo de puta se ha aprovechado de ella. Becky nunca antes había salido de nuestro pueblo cuando viajó a Londres. Lo hizo sola y él la encontró. ¡Maldito sea! 
                        Le doy un beso a Becky en la mejilla. 
                        Su mirada vidriosa se clava en mí. No parece ser consciente de que estoy a su lado. Un nudo se me forma en la garganta.
                         La oigo murmurar algo. Está llamándome.
-Parthenia...-me susurra.
-Estoy aquí-le digo. 

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